​El Yoga    supone integración de todos los planos de vida en los que se expresa el ser humano. La observación del cielo, la diversidad de sus astros y las diferentes manifestaciones de la fuerza de la naturaleza: nubes, viento, lluvia, tormentas… son signos que componen un lenguaje que siempre ha sido objeto de interés y exploración en todas las culturas y civilizaciones. También son fuentes de inspiración para el  practicante de Yoga. En la antigüedad los rishis y yoguis vivían en los bosques y selvas. Su camino de autoconocimiento estaba íntimamente ligado a la observación atenta del medio en que habitaban y las diferentes formas de vida con las que coexistían. Hacer senderismo evoca la relación entre sendero externo e interno, favorece la comunicación con la naturaleza y el silencio interior.